Etimológicamente, la palabra "amaxofobia" proviene del griego 'amaxa' «carro» y 'fobia' «temor». A menudo se manifiesta en verdaderos ataques de pánico y diversos individuos que padecen de amaxofobia se quejan de ansiedad y agitación en los días u horas que tienen que conducir un vehículo.
Puede aparecer en diferentes niveles, hasta el extremo en que esta fobia afecta la vida social del individuo; por ejemplo, evitando salir si no hay alternativas de transporte. También puede afectarlo en el plano profesional, debido a los problemas que le ocasiona el no poder trasladarse.
Clínicamente, es catalogada como fobia específica o trastorno de ansiedad causado por un miedo irracional a la exposición de objetos o situaciones específicas y, en casos graves, a representaciones.
No debe confundirse con el temor característico de los conductores novatos, el cual se puede ir superando al ir adquiriendo destreza por medio de la práctica. Aun así, un 2,6% de conductores con permiso de conducir de reciente adquisición, han decidido evitar la conducción por miedo o pánico a pilotar un vehículo.
Los datos de este estudio ponen de manifiesto que este problema se da en la mayoría de los casos en las mujeres, concretamente un 52%. El 26% de las encuestadas no sólo se quedan en pánico, sino que además afirman que nunca se han puesto al mando del vehículo.
La amaxofobia puede superarse con terapia psicológica cognitiva-conductual, establecida en las fases de:
Actualmente, muchas autoescuelas se están lanzando a ofrecer cursos y terapias específicas para hacer frente a este problema.