El objetivo es dejar de vender coches de combustión en 2040 y que en 2050 no circulen ni Diesel ni gasolina por las carreteras españolas. Si los planes del Gobierno salvan los escollos que tienen por delante, en unos meses se aprobará la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética, en la que se contemplan diversos planes para reducir nuestras emisiones contaminantes en nuestro país y que tiene al sector del automóvil en el punto de mira.
Hay que tener en cuenta que el texto presentado por la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Rivera, tiene que ser presentado en forma de borrador ante Arias Cañete, comisario europeo de Medio Ambiente. Una vez hecho público en el consejo europeo, el texto se llevará al Congreso de los Diputados a partir del 15 de febrero, donde tendrá que ser sometido a votación. En caso de aprobarse, el futuro del automóvil cambiará radicalmente en nuestro país.
De esta manera, España se convertirá en el primer país en el que se aprueba una ley que prohibirá vender y circular a los vehículos de combustión. En primer lugar se dejarán de comercializar en 2040 y, ya en 2050, acabarán por estar prohibidos para su uso. Un plan que, sin embargo, de momento no cuenta con ayudas específicas que aceleren esta transición.
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¿Y qué sucede en el resto de Europa?
Lo cierto es que, por mucho ruido que se ha levantado, nadie ha aprobado en el viejo continente una ley que prohíba la circulación de los vehículos Diesel y gasolina. De momento, lo único que comparte España con Holanda, Alemania, Francia o Reino Unido es la exclusión de una parte del mercado automovilístico (explicitado a través de las pegatinas de la DGT) de las zonas más céntricas de las grandes ciudades.
Bien es cierto que en Francia hace tiempo que se habla de una medida similar a la española, pero al contrario que en nuestro país, allí se han destinado 20.700 millones de euros para fomentar la transición hacia el vehículo eléctrico. Ésta es la mayor dotación partida destinada a tal fin en comparación al resto de países de Europa, llegando al consumidor final a través de ayudas para la compra y la renovación de vehículos.
Por su parte, Reino Unido, Alemania y Dinamarca favorecen al compra de automóviles eléctricos, pero también su renovación y la instalación de puntos de recarga. Tanto Reino Unido como Alemania destinan un buen pellizco del presupuesto anual, con 3.200 millones de euros en el caso de los alemanes y 2.700 millones de libras en el caso anglosajón. En Dinamarca, por el contrario, la ayuda se restringe a 12,5 millones de euros.